Ideal: Homo Imago Dei
(Hombre imagen de Dios). La Santísima Trinidad da nombre a nuestro colegio y nosotros por designio de Dios estamos hechos a su imagen y semejanza (Gn. 1, 27). En Cristo se manifiesta la auténtica imagen y semejanza del Padre. Esa imagen es la que queremos grabar en el rostro y el corazón de cada uno de los que formamos parte de esta “Comunidad Educativa”: la imagen del Hijo, que pasó por la tierra haciendo el bien.
1 Cuartel: Libro Abierto con la antorcha
Representa el ideal de la formación Intelectual: La sabiduría iluminada por la fe. Fe y razón, representadas respectivamente por la antorcha y el libro, no se contraponen, pueden ir de la mano, es más la antorcha ilumina el libro, y nos conduce a la auténtica Sabiduría, Dios.
2 Cuartel: Un árbol, el Ceibo
El Ceibo (Erythrina crista-galli) es un árbol típico de esta zona y su flor es la flor nacional.
Este cuartel representa el ideal de formación apostólica, pues, para poder dar fruto hay que estar bien arraigados en la propia tierra, sin perder la propia identidad, de donde emana un gran amor a la Patria, que nos lleva no solamente a amarla, sino, a hacer el bien por ella, la hermosa flor que este árbol nos da. Enraizados para poder crecer y hacer siempre el bien. Su copa, nos cobija a toda la comunidad escolar y nos ayuda a mirar hacia arriba, buscando la Patria definitiva: el Cielo.
Es difícil que se caiga un árbol bien enraizado.
3 Cuartel: La montaña Everest
La montaña más alta del mundo. Representa el ideal de la formación Espiritual: “Semper Altius”, es decir, “siempre más alto”. Simboliza la altura de la formación que se busca, fundamentalmente, en la vida espiritual, marcando así la dimensión más profunda de ser humano: ir a lo más alto, a la cima, a Dios. Dejar de lado la mediocridad y el estancamiento, buscando no conformarse con lo ya adquirido.
4 Cuartel: El yunque y el martillo
Quiere representar el ideal de la Formación Humana: los elementos tradicionales para forjar el metal y hacerlo más resistente. Una voluntad forjada en la reciedumbre. Representa la forja de la personalidad, sobre todo de la voluntad, siguiendo el Ideal de Cristo en identificar la propia voluntad con la Divina.